jueves, 22 de diciembre de 2011

Sé tu mismo

Sé tú mismo. Pues sí,parece obvio, natural, algo que todos hacemos, claro. Pero, ¿qué ocurre cuando aparentamos ser diferentes a lo que realmente somos? ¿en qué nos convertimos cuando actuamos con afectación, cuando tomamos un roll que no nos pertenece por naturaleza ni por esencia?
Pues que nos convertimos en una mala caricatura de nosotros mismos, pronta a provoca el rechazo del cliente o en el menos malo de los casos, su indiferencia.

Si decidimos dar a nuestro papel de vendedor unos tonos que no van acorde con nuestra propia personalidad, estamos haciendo una pésima interpretación y los resultados lo reflejarán.

Vamos a los ejemplos, que es como mejor se entienden estas cosas de la venta.

Supongamos que usted se considera una persona seria, poco dada a los chistes y a las chirigotas. Y también supongamos que, erroneamente, usted considera que para ser vendedor, como ese o aquél que conoce y que al parecer les va muy bien, hay que desplegar una cháchara constante y contar dos o tres chascarrillos a cada clientes. Además, si queremos ponerlo aún más negro, diremos que los chistecillos siempre son los mismos, por lo que el cliente le conocerá por "el del chiste del paragüas" o el de "qué tal va todo".

Si usted es serio y poco amigo de los chistes, siga en su línea delante del cliente. Muéstrese tal como es, con su seriedad, su timidez, su forma habitual de expresión corporal y sus ganas de agradar. Estas últimas sí que son imprescindibles.

Un vendedor realmente profesional, no es un cómico, es un aliado del cliente y como tal tiene que comportarse.

Si verdaderamente le preocupa su profesión y quiere triunfar en ella, en lugsr de fingir mostrando una personalidad distinta a la suya, mi sugerencia es que se dedique a conocer en profundidad el negocio de sus clientes y esté siempre preparado para aportar soluciones viables a los problemas que le surjan.
Necesita convencer, si espera que su cliente se fidelice, y para ello, tiene que conocer a la perfección los productos que ofrece. Y sobretodo, deberá poseer una capacidad de trabajo, de paciencia y tensón, muy por encima de la media que se requiere para otras profesiones.

Es un error fingir, querer ser de otra forma de la que uno es. Lo que sí conviene es potenciar las cualidades que hemos comprobado ayudan a mejorar nuestro rendimiento (y que ya quedan expuestas aquí) e ir eliminando los tics, las manías y los defectos que entorpecen nuestra labor, pero no sólo como vendedores, sino como seres humanos, que al fin y a la postre, es lo que importa.  

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