miércoles, 3 de julio de 2013

Poner corazón


Siempre creí que el éxito acompañaba a los que trabajaban poniendo en ello su corazón, que es tanto como decir haciéndolo con ganas, de forma auténtica, pero tardé muchos años en decirlo abiertamente porque temía que me tildaran de cursi, de mojigata. Cuando empecé, a comienzo de los ochenta, todavía se llevaba el ejecutivo agresivo, el que se comía el mundo con su traje de Armani y su corbata de seda italiana.

Cuánto ha cambiado esta imagen y para bien, bajo mi punto de vista.

Ahora, al mejor cocinero del mundo, Ferran Adriá por poner sólo un ejemplo de las decenas que últimamente he oído, se atreve a decir, sin sonrojarse, que lo importante del trabajo es disfrutar, hacer lo que te gusta y hacerlo de corazón. O sea, que la felicidad es igual a éxito en lugar de éxito igual a felicidad.  Pues ya lo sabía desde hace más de treinta años. Quizá perdí demasiado tiempo preocupándome por lo que los demás pensaban y haciendo lo que creía que era correcto de cara a los demás.

Hoy me siento más valiente y os digo, cuando se pone el corazón en cada venta, en cada cliente, en cada palabra y obra, pase lo que pase, hará que te sientas triunfador. Olvida comentarios ajenos. Sé tú.

Los errores son oportunidades para aprender, sólo eso.

Los productos diferenciadores crean demanda. Si no introducimos variantes, seguirá ocurriendo lo mismo.

Apuesta por la parte de tu negocio o de tus clientes que consideres más saludable, es decir, por aquello que veas posibilidades reales y sé rotundo y decisivo con aquello que nada te aporta. Échalo fuera y cuanto antes, mejor.

Hasta la próxima,

No hay comentarios:

Publicar un comentario