jueves, 21 de noviembre de 2013

Miedo a ofrecer


Es igual que en el curso vaya dirigido a jefes de venta, vendedores, artesanos, dependientes, atención telefónica... el miedo a ofrecer productos siempre sale a relucir en cada taller, charla o clase.

"Es que si insisto y ofrezco más productos, a lo mejor el cliente se asusta o se enfada". - es la respuesta más generalizada. 

Entonces yo pregunto qué motivo de enfado puede tener un cliente cuando le ofrecemos productos, servicios o lo que cada uno de nosotros venda: ¿por mostrarle novedades? ¿por compartir con él nuestros conocimientos? ¿por darle la oportunidad de ganar dinero? ¿por preocuparnos por su negocio y por su bienestar?

El día que los vendedores comprendamos que los clientes sólo se enfadan si incumplimos nuestra palabra, no les visitamos o atendemos con la frecuencia necesaria, o se siente engañado, nuestras ventas se duplicarán. 

Hay que ofrecer todos los productos de nuestra gama que vayan acorde con la actividad del cliente. Y esto es igualmente válido para el vendedor presencial, es decir, el que con regularidad debe visitar a sus clientes, como los profesionales y dependientes que esperan en sus centros de trabajo a que llegue el cliente potencial. 

¿Por qué conformarnos con venderles un producto cuando estamos viendo que en sus estanterías hay variedad de productos análogos a los que nosotros ofrecemos? ¿por qué esperar a que se lleve el pedido  siguiente otro vendedor más profesional y avispado? ¿Por qué consentir que el cliente que llega a nuestro establecimiento para disfrutar de uno de nuestros tratamientos o comprar uno de nuestros productos, termine sus compras en otro lugar porque nosotros no nos hemos atrevido a decirle que con la prenda, el producto o el servicio por él elegido, le combinaría perfectamente ese otro que tenemos en el escaparate, en la vitrina o casi olvidado en el almacén. 

Si quieres ser vendedor de éxito, acepta que tu tarea es  principalmente servicio, atención e información, (ofrecer es informar). Buena semana para todos,

lunes, 4 de noviembre de 2013

Nosotros creamos nuestra realidad


Sólo hay una manera de cambiar el mundo; cambiar nuestra forma de pensar. Cada día estoy más convencida.  Nosotros creamos nuestra propia realidad. 

Hoy os voy a contar una historia. Había una vez un cura cansado, quizá desmotivado, no sé, pero lo cierto es que nada se movía en su pueblo en torno a la iglesia. Eran minoría los padres que realmente se preocupaban por la educación religiosa de sus pequeños, los filigreses acudían a misa más por rutina que por devoción y si quedaba alguno con algo de entusiasmo, sólo tenía que ir a conversar con el cura para que se le quitaran las ganas de participar.

La frase favorita de este sacerdote era: "nada, en este pueblo no se puede hacer nada. Vienen los cuatro de siempre y nada más". 

Pero un día hubo cambio de ciclo y llegó a ese pueblo un joven sacerdote con ganas de hacer cosas, de llegar a sus feligreses, de llenar su iglesia de gente que supiera por qué estaba allí. Y comenzó a explicar, de forma sencilla y clara, qué significaba este rito y esto otro y decidió charlar con los niños y contarles historias religiosas como si fueran de Bob Esponja o algo parecido y los niños comenzaron a prestar atención. Y la iglesia comenzó a llenarse y se rezaba con devoción y cada vez más gente se acercaba al sacerdote para hablar con él, para preguntarle.

Y ahora dejo mi pregunta para vuestra reflexión, ¿cuántas veces decimos los vendedores "nada, en mi zona, con mis clientes, con mi empresa no se puede hacer nada". Hasta que llega un nuevo vendedor a la zona y la empresa descubre el potencial real que la misma tenía oculta. 

Buena semana tengas.