viernes, 17 de enero de 2014

Percepciones

Partimos de un hecho: las cosas son lo que las personas creemos que son (lo que llamamos percepciones), Centrándome en los lectores de este blog, añadiría que según presentamos el producto, así es percibido por el cliente. 

Si resulta que tu producto no pasa de ser bueno, bonito y barato y además se vende muy bien, dudo que el cliente se entusiasme con él, dudo que alcances la percepción deseada. 

¿Alguno de vosotros se haría una idea si yo os describo mi nuevo jersey con adjetivos tan comunes como muy bonito, muy bueno y muy barato?

Os reto a que me demostréis que os habéis hecho una idea de cómo es mi último jersey. 

Pero si os digo que ayer me compré un jersey negro, ajustado, con hilos dorados y un centímetro de piel en las mangas y en el cuello. ¿veis mi jersey?

Pues delante del cliente tenedlo muy presente porque no hay producto bueno si no se explican con claridad las caraterísticas que avalan su calidad y resaltando, como insisto siempre, aquello que nos diferencia y nos hace números uno.

El producto es el que el cliente está buscando por composición, por los estrictos controles de calidad, porque se ha hecho una comparativa con otros productos similares y se ha llegado a la conclusión de que dura más, o es más suave, o tiene mayor poder de... lo que sea.

Piensa antes de comenzar tu presentación¿cómo quiero que la perciba el cliente? Si le dejas a él la elección, tienes muchas posibilidades de salir perdedor. No dejes tu dinero en manos de la improvisación, de la suerte, o del buen día del cliente. Haz tu trabajo centrado en la información y en el entusiasmo que puedas despertar en el cliente y lucha porque los resultados sean los que a ti te convienen. 

Buen fin de semana. 


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