viernes, 27 de junio de 2014

La fragilidad del éxito


Qué fácil es subirse al carro del éxito y disfrutar de los triunfos y qué complicado se hace aguantar la amargura y soledad que acompaña al fracaso.

Estamos acostumbrados a ver la cara y la cruz en la trayectoria de nuestros mejores deportistas, y ellos son el reflejo de lo que cada uno de nosotros siente cuando alcanzamos los objetivos que nos hemos propuesto y el éxito acompaña nuestra tarea y también, cuando nos preguntamos qué ha pasado si todo parecía marchar bien y de pronto nos encontramos hundidos en el desconcierto y con la frustración de haber perdido el pedido que nos hubiera alegrado el mes y aún seguimos preguntándonos cómo ha podido pasar.

La manera en que nuestros ídolos encaran estas situaciones, hacen que suba o descienda la admiración que  sentimos por ellos ¿verdad?, si su derrota ha sido trabajada, si ha puesto de su parte el doscientos por cien y se ha levantado después de cada caída, seguimos admirando su talento y tenacidad porque sabemos que lo ocurrido sólo es un bache en el camino. Seguimos creyendo que esa persona es triunfadora y que la próxima vez volverá a ganar porque lo lleva en los genes, porque se deja la piel en cada competición.
Qué diferente a cuando sentimos que no da la talla, que se ha vencido y que realmente no ha merecido ganar.

Lo mismo nos ocurre a nosotros, los vendedores. La forma en que nos enfrentamos  a nuestras derrotas particulares nos define como profesionales y como personas.  Precisamente cuando pintan bastos es cuando tenemos que mostrar más grandeza y nuestra mejor faceta como vendedor. Si la mala racha se empecina con nosotros, no queda otra que doblar la dosis de voluntad, de coraje, de trabajo, de convencimiento y seguridad en nuestro propio valer o la rueda de la dichosa "mala suerte", "todo me sale mal", terminará por aplastarnos.

Si quieres convertirte en un verdadero vendedor, haz de la racha negativa un camino de nuevas oportunidades, amplia tus conocimientos a través de las experiencias vividas, reflexiona y saca conclusiones, pon en práctica nuevos argumentos y nunca dejes que el desánimo tome el volante de tu actividad comercial porque un vendedor desesperanzado sólo negatividad transmite al cliente y cada uno recibe lo que siembra.
Buen fin de semana.

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